La original Tabla Periódica, publicada inicialmente, incluía 63 de los 90 elementos conocidos hoy en día en la naturaleza. Posteriormente, Julius Luthar Meyer, un científico alemán, lanzó una versión ampliada al año siguiente. Ambos investigadores organizaron los elementos en filas, dejando conscientemente espacios en blanco donde anticipaban la existencia de elementos aún por descubrir.
La estructura actual de la tabla periódica consta de siete filas horizontales llamadas periodos y 18 columnas verticales conocidas como grupos o familias. Los elementos químicos se disponen de izquierda a derecha y de arriba hacia abajo en función de sus propiedades, siguiendo un orden descendente de números atómicos. La aceptación y reconocimiento de la tabla de Mendeléyev se basaron en dos decisiones clave que tomó. La primera fue la inclusión de espacios vacíos donde se preveía la existencia de elementos aún no descubiertos. La segunda decisión fue la reorganización de elementos adyacentes para una mejor clasificación dentro de las familias químicas, independientemente de sus pesos atómicos sugeridos.
Además, los elementos de la tabla periódica se representan mediante sus símbolos químicos correspondientes y se codifican con colores para indicar su estado de agregación a una temperatura de 0 °C y una presión de 1 atmósfera: rojo para los gaseosos, azul para los líquidos, negro para los sólidos y gris para aquellos cuyo estado es aún desconocido. La tabla periódica constituye una herramienta fundamental en campos como la química, la biología y otras ciencias naturales. Se actualiza periódicamente a medida que se adquiere más conocimiento sobre los patrones de la materia y las relaciones entre los elementos.
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